Partiendo de lo general a lo particular, es de suma importancia conocer las especificaciones técnicas de los productos que se desean transportar; nos podemos guiar haciéndonos las siguientes preguntas:
1.- ¿Cuáles son las dimensiones de la carga?
2.- ¿Cuánto pesa individualmente el producto?
3.- ¿Cuánto producto se requiere transportar y en qué tiempo?
4.- ¿Qué materiales conforman al producto?
5.- ¿A qué condiciones van a estar expuestos los productos (operación en exteriores, ambientes húmedos, ácidos o alcalinos, temperaturas bajas o altas, polvos en el aire, etc.)?
Lo anterior, se considera pieza clave para seleccionar óptimamente el tipo de transportador que haga lo más transparente posible la partida, trayecto y llegada del producto. Yendo un paso hacia atrás, se debe saber la finalidad para la que están diseñados y fabricados cada uno de los equipos que manejamos.
Seleccionar erróneamente un equipo puede resultar catastrófico para los materiales a transportar, para el mismo transportador y/o para la infraestructura que rodea a las máquinas en cuestión, incluso se pudiera poner en peligro la integridad física de los operarios. Si se desconocen las aplicaciones, se necesita hacer un levantamiento lo más detallado posible del producto y espacio; considerando los puntos mencionados en un principio para poder ofrecer los mejores equipos.
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